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El señor de Castellar completó su domingo de Romería ante la mirada de 7000 personas que doblaron la población castellarense

Los alimentos entregados serán repartidos por Cáritas a los comedores sociales de la Comarca y las familias necesitadas de Castellar

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Castellar de la Frontera vivió una intensa jornada de romería que comenzaba a las 11.30 horas de la mañana con el repique de Gloria del Santuario del Cristo de la Almoraima. El rector del Santuario, José Carlos Mellado estuvo acompañado entre otros también por el cura Paco, muy querido en el pueblo y sacerdote que vivió el momento en el que la Casa de Medinaceli entregaba la imagen del Cristo de los Milagros al Pueblo Nuevo de Castellar. También asistieron a la Eucaristía el Padre José Enrique y el Padre Rafael.
 

 

“Este es el mejor ejemplo para confirmar que el Cristo de la Almoraima sigue haciendo milagros, los 1.000 kilos de alimentos que han donado particulares, colectivos e instituciones de la localidad para los comedores sociales del Campo de Gibraltar”.

Ante la presidencia de la Corporación Municipal, las fuerzas de seguridad, la Hermandad y los responsables de Cáritas, las Cortes Infantiles y Juvenil, con una Romera espléndida en su día más especial, ocupaban las primeras filas.

El Coro sanroqueño dedicó una colombiana al Cristo de la Almoraima y a grito de “Viva el dueño de nuestros Corazones, Viva el Señor de Castellar”, Mellado dio por finalizada la eucaristía, que dio paso a la procesión.
 

 Este año la Hermandad ha vendido pañoletas verde esperanza, que han vestido todos los romeros en el domingo más auténtico de mayo. Cincuenta caballistas y once carrozas acompañaron al Cristo en su salida anual por la mañana chisparrera.

 

La carreta tirada por bueyes servía de carroza para el Señor de Castellar que un año más regresaba a su templo como siempre, por la puerta antigua, a hombros y envuelto en un silencio de respeto, tras los fervorosos aplausos de las siete mil personas que se reunieron en torno a este día tan especial.

 

 Y una vez, en su carro, comenzó la procesión seguida de las carrozas, las cortes y los caballistas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El cortejo recorrió las calles de Castellar Nuevo durante una hora con un tiempo excelente.

 

 Tras la respetuosa entrada, el Señor de Castellar descansa un año más, esta vez, no sólo rodeado por flores, sino por algo menos perecedero, alimentos para los más necesitados.