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Antonio Rey Pérez nace el 16 de agosto de 1937 en la casilla de Los Gallegos, así la llamaban, a un par de kilómetros de la antigua estación de Castellar de la Frontera porque su padre era trabajador de RENFE. Su vida ha estado ligada al mundo de los trenes desde el inicio de los tiempos, por herencia familiar y por dedicación profesional. 

La de ellos, la de su familia, es la historia paralela de tantos trabajadores españoles que llenaban de vida los pueblos para hacer funcionar las grandes máquinas de hierro que traían las cartas, las noticias, las tendencias, el progreso, la propia vida nueva, mejor, tras la guerra, alrededor de sus raíles. Tiempos en los que las estaciones de tren eran lugares llenos de trabajadores, jefes de estación, guardagujas, operarios de vías, guardabarreras, todos empleados del gran gigante nacionalizado en 1944 bajo las siglas la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles, RENFE, una empresa que nace para reconstruir un mapa viario ibérico devastado  por los años de la guerra. 

Los padres de Antonio se llamaban Leonardo y Francisca, y él es el mayor de sus cuatro hermanos: Manuel, Miguel y Asunción. De esta zona de Castellar de la Frontera donde residían varias familias, pasan a vivir al campo, en el lugar donde hoy se ubican las naves de la Cooperativa, junto a un  paso a nivel que allí existía, antes de que se construyera el Pueblo Nuevo de Castellar. Su padre iba a ser guardabarrera. 

El 8 de agosto de 1971 Antonio se casa con Sebastiana, después de 16 años de noviazgo, un romance que se vivía todos los fines de semana en el salón de la antigua cantina en La Almoraima, donde se celebraban uno de los bailes más populares de la zona, y donde venían, por ejemplo, como recuerda con afecto, los hermanos Petete de San Roque a tocar y cantar. Sebastiana también es hija de ferroviarios, su padre era el Guardagujas de la Estación de la Almoraima, y vivían en la casilla de los trabajadores, las dependencias que ahora ocupa la tienda de Piensos de Isabel.   

Antonio y Sebastiana se van a vivir frente a la Estación de Almoraima en un pabellón con particiones donde residían unas siete familias más, un recinto conocido como El Berracón que hoy ya ha desaparecido también. Los propios padres de Sebastiana al jubilarse, se fueron a vivir al mismo lugar. Allí nacen sus dos hijos, Leonardo y Paqui. En 1973 se mudaron a Castellar a la calle Hermanos Espinosa Mota y ahí residen desde entonces. 

Antonio empiezó a trabajar para la empresa ferroviaria, al igual que su padre, a la edad de 18 años. Corría el año 1956 y fue asignado al Departamento de Vías y Obras, quitando piedras de la vía y poniendo traviesas, de la Estación de Castellar a la Estación de la Almoraima, las vías eran de madera y se estropeaban muchísimo, día tras día, despejaban piedras cambiaban raíles y mantenían este tramo. 

Años más tarde, en 1970, se instalaría como guardabarrera en la Estación de la Almoraima, donde estaba vacante la plaza del paso nivel, donde permanecería hasta 1991 cuando comienzan a mecanizarse los trabajos en las redes ferroviarias españolas. 

Antonio recuerda cómo el tiempo ha pasado vertiginosamente por las vías. Cuando empezó a trabajar las máquinas eran de carbón y los vagones venían cargados de pasajeros, y todo tipo de aves, gallinas, pavos… Su jornada comenzaba a las seis de la tarde y acababa a las seis de la mañana y durante ese tiempo pasaban 15 trenes por Castellar, muchos mercancías y también máquinas aisladas que se desplazaban para trabajar en otras estaciones. 

Cuando llegó la barrera automática Antonio dejó la Almoraima y se dedicó a hacer sustituciones desde Jimena de Líbar a Algeciras hasta el día que llegó su jubilación. A Antonio le gusta atesorar cosas antiguas como recuerdos de la vida que fue, muchos de esos objetos han sido recogidos por los responsables del Programa Deporte y Salud de Mayores Activos de Castellar para formar parte de un futuro Museo Etnográfico local. 

Hoy en día Antonio se mantiene en forma en estos talleres disfrutando de una feliz y merecida jubilación en su pueblo de Castellar de la Frontera.  Un programa con el que se compromete más allá de la propia rutina, aportando propuestas y siempre siendo el primero en ayudar a que las actividades salgan a pedir de boca. Héctor, Leonardo, Adrián y José Antonio son sus nietos.

 

Por todo ello, por su trayectoria profesional y humana, y por una vida consagrada al trabajo, la Corporación Municipal de Castellar tiene a bien entregar esta

Mención de Honor del Día de Andalucía a Don Antonio Rey Pérez