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Nuestra segunda homenajeada nació en Conil de la Frontera. Cuando tenía dos años, su familia decide venirse a vivir al Pueblo Nuevo de Castellar, ese nuevo lugar que se construía en el norte de la Estación de San Roque y donde la historia escribía sus primeras líneas. 

En esa nueva y espaciosa casa de la Avenida de las Adelfas número 33 vivía junto a sus padres, Carmen y Alonso, y hermanos, Francisco y Pepi. Allí, alrededor de esa avenida que se llenó enseguida de vecinos, nacieron  Alonso y luego la hermana más pequeña, Laura.  

 Nuestra homenajeada estudió en el antiguo colegio Divino Salvador y comenzó a trabajar enseguida. La tradición hostelera le viene en la sangre. Entre las idas y venidas al campo fue cocinera en Selwo y tras una etapa en la Sociedad de Caza El Faisán, en 2005, coge las riendas en el Bar Andalucía, donde su sitio ha estado detrás de la barra hasta este mismo año.

12 años en los que, heredando el genio y la tenacidad de su padre, Alonso Mendoza, conocido cariñosamente por todos como ‘El Zanahoria’, ha sabido transmitir el buen sabor de los auténticos bares andaluces, los de toda la vida, de buena comida casera y acogida cinco estrellas. 

Allí, entre los fogones del Bar Andalucía, ha crecido su hija Rocío, que hoy, con 19 años, disfruta feliz de su aventura universitaria en Sevilla, con su pueblo Castellar de la Frontera siempre presente, y un genio, también heredado, por colaborar desinteresadamente en cada asunto en el que se le reclama, formando parte del jurado del Carnaval por ejemplo, o de la Actual Comisión de Fiestas. 

Así su madre, nuestra homenajeada, fue pieza clave en el surgir del movimiento asociativo de la localidad. Fundadora de la Asociación de Mujeres Azahar en 1992, formó parte en su etapa más activa de la directiva, aportando al equipo, como cariñosamente recuerdan sus primeras compañeras, CARÁCTER Y DECISIÓN

Si nuestra homenajeada decía que había que hacerlo, se hacía, a pesar de que corriera el viento en contra, habitual en el trabajo desinteresado por los demás. “Aunque vayan cinco, pero hacerse, se hace” así, siempre DETERMINANTE, apoyaba el trabajo de sus compañeras. 

De esos primeros años, fueron logros, por ejemplo, la organización de una bolsa de trabajo de mujeres para trabajar en Sotogrande, una tarea que gestionaban estas primeras fundadoras para distribuir el trabajo que les llegaba de la urbanización, un lugar hasta dónde quisieron ir a poner un autobús para desplazar a las trabajadoras de Castellar. 

También surgieron en aquella primera época decenas de talleres: fotografía, maquillaje, baile, marcramé, unas actividades que mantenían a las mujeres en grupo fuera de sus casas, levantando el ánimo y dando DIGNIDAD a sus vidas, en un tiempo, en el que todo era DESPERTAR.

 Poner en marcha la Noche de San Juan también fue asunto de nuestra homenajeada y sus compañeras. De manera espontánea decidieron hacer la hoguera, una costumbre popular desde entonces. Los primeros años hacían ellas mismas los muñecos, llenaban el coche hasta arriba de ellos, salían juanillos por todas partes, por las ventanas, por el maletero. Eran el coche de nuestra homenajeada y de Ana Gutiérrez. Un rato antes de empezar la hoguera, salían a pitar por las calles con los muñecos para animar a la gente a participar. Y el piterío tenía resultado.  Porque en la vida todo es posible si una mujer lo intenta por primera vez.

 Devota y bondadosa, desde que se conoce la Semana Santa, es la única Hermana que carga con el Santo Cristo de la Almoraima todos los Viernes Santo por las calles de nuestro pueblo. 

En estos momentos, nuestra homenajeada se enfrenta al más duro de sus trabajos. Derrotar al enemigo y espantarlo de su cuerpo. Tiene el mejor arma para ello: UN CORAZÓN FUERTE. Conociéndola, sabemos que lo conseguirá. 

Su CARÁCTER, DETERMINACIÓN Y BONDAD, su entrega al trabajo, y la superación de dificultades siendo SIEMPRE fiel a sí misma, son ejemplo para nuestras generaciones futuras.

 Por todo ello, el

Excelentísimo Ayuntamiento de Castellar de la Frontera

quiere rendir este homenaje a 

DOÑA MARÍA DEL CARMEN MENDOZA GALLARDO