La adaptación de El cadáver del señor García, obra de Enrique Jardiel Poncela, es una pieza en la que reina el absurdo desde el principio hasta el final: la burla ante la muerte, crimen o suicidio absurdos. Pasan así ante nuestros ojos los distintos estratos de la sociedad reducidos a tópicos, como criados, señores, jueces, médicos y porteros.