Después de 18 ediciones, el castillo de Castellar sigue atrayendo la mirada de los aficionados al flamenco todos los veranos. Este año, la recoleta Plaza Del Salvador se desbordó en la única noche de festival, adelgazado por la crisis, que quiso por ello brindar en una sola jornada un recital de categoría. TODAS LAS IMÁGENES AQUÍ

Aforo completo, puntual las diez y media, y Agustín Delgado, flamencólogo sanroqueño, bajó al escenario para dar la bienvenida al primero de los artistas que fue José Lerida 'José El Pañero', acompañado a la guitarra de Lalo Macías, al baile y a las palmas de Gonzalo Vargas y José Carlos Vélez. Desde Algeciras, este cantaor ha cambiado la afición de las fiestas privadas por el estreno en público en estos últimos meses. Rodeado de los suyos, consiguió calentar al respetable con sus siguiriyas y el sabor añejo de una familia de larga tradición artística.

Seguidamente le llegó el turno a la compañía de Baile de Lidia Cabello, acompañada al cante por Antonio Núñez y Moi de Morón, a la guitarra por el Niño de la Leo y a las palmas y al baile por María José Coca. Durante sus veinte minutos de exhibición mostraron el talento y el trabajo que esta joven del barrio gaditano de la Viña lleva desarrollado a sus espaldas, una fuerza en el escenario que le hacen valedora de las críticas más amables del sector especializado.

Tras el descanso, el arte gaditano se desplazó al barrio jerezano de Santiago, con Macarena de Jerez, acompañada a las palmas de su marido, Manuel de MAcarena y Diego Montoya y a la guitarra de Juan Moreno. Fandangos y seguriyas de la tierra con un simpático fin de fiestas bailado y cantado por su hija pequeña que no superaba el metro de altura. Para cerrar el cartel de este año, vuelta al barrio gaditano de la Viña con las letras de David Palomar, que arrancó por alegrías para "despertar al Rey del Castillo", siguiriyas, fandangos y un sincero homenaje al recientemente fallecido Chano Lobato, pusieron el briche final a la noche cumplidas las dos y cuarto de la marugada.