Manuel León Vargas nació el 29 de enero de 1928 en la Estación de San Roque, en la Calle La Pólvora, porque al Corchaíllo, la dehesa de Castellar donde vivían lindando con Jimena, el médico tenía que ir a caballo, asunto por el que la familia se traslada a una casa a la Estación de San Roque para que su madre diera a luz. No lo hizo sólo una vez su madre, lo de parir y trasladarse, sino varias, ni más ni menos que doce veces, ya que fueron seis hijos y seis hijas los que tuvo en total, los hermanos de Manolo.
El Padre de nuestra primera mención de honor era Guarda del Duque de Medinaceli y su madre cuidaba a una extensa familia que del Corchaíllo pasó a la Dehesa del Olivar donde trasladaron a su padre. Allí crecieron desayunando pan, aceite y café, almorzando guiso de papas o fideos y cenando puchero.
Hasta que cuando tiene ocho años estalla la Guerra y llegan el hambre, los piojos, las paperas y la vida se transforma para todos. Manuel recuerda cómo ese año los reyes magos le regalaron una escopetilla hecha de madera y lata que simulaba un tiro pero sólo era ruido, y se pasó todo el día persiguiendo pajaritos creyendo que era de verdad. También recuerda cómo cuando los moros arribaron el Castillo, en la Dehesa El Corchaíllo tres cuadrillas de corcheros, un centenar de hombres, se encontraban en pleno descorche, porque ese año tocaba faena. Y también recuerda otros tantos hechos que en su memoria perduran con absoluta precisión.